Vuelvo del verano con el ego
calentito, y no es del sol. En este periodo estival he alternado días que son
simplemente de “no trabajo” con días de vacaciones de verdad; que no es lo
mismo.
calentito, y no es del sol. En este periodo estival he alternado días que son
simplemente de “no trabajo” con días de vacaciones de verdad; que no es lo
mismo.
Me fui alterada, con poco
sosiego. Alguien me envió –con cariño- un interesante artículo de Pérez
Reverte, “carta a un joven escritor”. La verdad que me encantó, aunque me
descolocan algunos de los mensajes de su contenido.
sosiego. Alguien me envió –con cariño- un interesante artículo de Pérez
Reverte, “carta a un joven escritor”. La verdad que me encantó, aunque me
descolocan algunos de los mensajes de su contenido.
Dice Pérez Reverte : “Vaya por delante que no hay palabras mágicas.
No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza
ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre,
publicado algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra
receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle
horas, días, meses y años de trabajo duro -Oriana Fallacci me dijo en una
ocasión que escribir mata más que las bombas-, sin que tampoco eso garantice
nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso.
Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento
que vocación. Y el adiestramiento. Y la suerte. Hay magníficos escritores con
mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna.”
No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza
ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre,
publicado algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra
receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle
horas, días, meses y años de trabajo duro -Oriana Fallacci me dijo en una
ocasión que escribir mata más que las bombas-, sin que tampoco eso garantice
nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso.
Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento
que vocación. Y el adiestramiento. Y la suerte. Hay magníficos escritores con
mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna.”
Pues eso, que no es lo mismo
talento que vocación; como bien vemos en los bobo-programas de televisión,
donde hay decenas de aspirantes a emular a Madonna, Lady Gaga o a David Bisbal,
con gran vocación, pero sin el talento que transmite emoción, que despierta
instintos y derrama escalofríos.
talento que vocación; como bien vemos en los bobo-programas de televisión,
donde hay decenas de aspirantes a emular a Madonna, Lady Gaga o a David Bisbal,
con gran vocación, pero sin el talento que transmite emoción, que despierta
instintos y derrama escalofríos.
Y claro, me pasé varios días
en la tumbona, bajo el sol, con el tinto de verano, meditando si lo mío es
talento -de “tálanton”, las balanzas, el
valor – o solo vocación –los “llamados” los que aportan compromiso y
dedicación-.
en la tumbona, bajo el sol, con el tinto de verano, meditando si lo mío es
talento -de “tálanton”, las balanzas, el
valor – o solo vocación –los “llamados” los que aportan compromiso y
dedicación-.
¿Habrá talentos perdidos por
falta de vocación? Imagino a algunos Ronaldos –como el auténtico- hundidos en
los arrabales de las ciudades de Brasil profundo sin interés por el esférico
aunque dotados para ello.
falta de vocación? Imagino a algunos Ronaldos –como el auténtico- hundidos en
los arrabales de las ciudades de Brasil profundo sin interés por el esférico
aunque dotados para ello.
Y cuando ya tenía la piel
tostada por el astro brillante que no nos ha dado tregua, y el cuerpo calentito
del vinito helado –como engaña la copa, te ponen hielo, pero sigue produciendo
calor-, concluí que el mayor talento es la vocación, la capacidad de esfuerzo,
de compromiso, de superación, de resistencia. Sin ello, por muy diferencial que
sea tu don, no hay éxito.
tostada por el astro brillante que no nos ha dado tregua, y el cuerpo calentito
del vinito helado –como engaña la copa, te ponen hielo, pero sigue produciendo
calor-, concluí que el mayor talento es la vocación, la capacidad de esfuerzo,
de compromiso, de superación, de resistencia. Sin ello, por muy diferencial que
sea tu don, no hay éxito.
Las redes sociales, los “Me
gusta”, los tuits, los “followers” del “blog”, son como alcohol barato, el de
garrafón, que te nublan la cordura y te calientan el ego, con un altísimo
riesgo de resacón a corto plazo.
gusta”, los tuits, los “followers” del “blog”, son como alcohol barato, el de
garrafón, que te nublan la cordura y te calientan el ego, con un altísimo
riesgo de resacón a corto plazo.
Mi valor, mi don, mi talento, -el de cada uno- sea lo que sea, lo
es en términos absolutos, sin depender de los demás. Si siento el éxito en
función de la respuesta de los otros, de los aplausos, de los comentarios o
críticas, les doy poder o autoridad sobre mí. Ahí no quiero estar.
es en términos absolutos, sin depender de los demás. Si siento el éxito en
función de la respuesta de los otros, de los aplausos, de los comentarios o
críticas, les doy poder o autoridad sobre mí. Ahí no quiero estar.
Dice Pérez Reverte: “Lo que
distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar
sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de
un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y
cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o
los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar”. Amigos, ahí voy.
distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar
sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de
un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y
cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o
los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar”. Amigos, ahí voy.
Estoy hambrienta por
compartir las experiencias que me traspasan, es lo que me produce placer. El
son de las palabras, la cadencia de las frases, las ideas que se entretejen y
arman un conjunto con sentido. No sé si tengo talento o vocación, y mi ego ya
se quedó chamuscado. Qué liberación.
compartir las experiencias que me traspasan, es lo que me produce placer. El
son de las palabras, la cadencia de las frases, las ideas que se entretejen y
arman un conjunto con sentido. No sé si tengo talento o vocación, y mi ego ya
se quedó chamuscado. Qué liberación.